Robo de identidad y fraude

Robo de identidad y fraude

El robo de identidad puede ser un problema muy serio en casos donde el suplantador comete delitos aparentando ser, a ojos de los terceros, otra persona que podría tener que cargar con las consecuencias, en este caso, nosotros. 

Aunque es una práctica criminal más relacionada con países anglosajones donde no existe un documento de identidad nacional estándar, cierto es que el carnet de conducir o el número de la seguridad social, se suelen utilizar como métodos de verificación de identidad, pero un elemento como el DNI español no existe. 

Al no existir un documento oficial emitido por una agencia estatal o ministerio, falsificar los datos de otra persona para conseguir una identidad nueva o, simplemente, tomar la suya es relativamente sencillo; basta con conseguir un número de la seguridad social de la otra persona y construir la identidad en otro estado, por ejemplo. 

En España y en Europa la suplantación de identidad se hace más complicada, ya que existen documentos nacionales de identidad y las verificaciones de identidad suelen ser muy estrictas (y complicadas de evadir en muchos casos). Pero no podemos ignorar el hecho de que dichas suplantaciones existen. 

Por ejemplo, no se puede evitar que en sitios como redes sociales o blogs una persona pueda hablar u opinar en nuestro nombre, escribir comentarios o realizar un gran número de transacciones. 

En Internet es muy complicado establecer controles de verificación de identidad que, si no se combinan con la verificación presencial, no sirven para mucho. 

Las consecuencias de que roben nuestra identidad pueden ser múltiples, desde que se cometan fraudes en nuestro nombre (comprando o vendiendo, alquilando…), hasta que nos intenten trasladar la responsabilidad de delitos de mayor entidad. 

Poco podemos hacer para evitar suplantaciones ya que, en muchos casos, está fuera de nuestro control poder evitarlo. Pero sí podemos tener unas reglas básicas de protección, para que una potencial suplantación tenga los suficientes agujeros y fallos como para no tener la preocupación (que puede ser muy grande) de no poder demostrar que no somos nosotros los responsables de una serie de actos delictivos. 

Sobre todo, en el ámbito digital debemos asegurarnos de contar con contraseñas de calidad en blogs, redes sociales, cuentas de correo-e y cualquiera que sea el medio que nos la solicite. Un suplantador que pueda hacerse con una de nuestras contraseñas puede hacernos mucho daño. 

Por supuesto, es imprescindible mantener nuestros recursos informáticos (ya sean ordenador, teléfonos, PDA…) actualizados y protegidos mediante herramientas. 

Otro modelo de suplantación de identidad es conseguir que sea la dirección IP de otro usuario la que aparezca a la hora de realizar actos vandálicos o delictivos contra sitios en Internet. 

El proceso consistiría en atacar primero nuestro ordenador y, una vez infectado o conquistado por el atacante, emplearlo como herramienta de rebote de los ataques. Es decir, el atacante se conectaría a nuestro ordenador y, desde dentro de éste, lanzaría los ataques contra sus objetivos finales. 

Ya en el mundo más físico, normalmente, un suplantador tratará de hacerse con recibos o facturas donde se indiquen los detalles de nuestro domicilio y algunos otros datos personales: Tratemos de recordar qué cartas debemos recibir cada mes y, si no las recibimos, reclamemos al proveedor que proceda a su envío. Si nos indican que esa carta ha sido remitida, y tenemos la sospecha de poder ser objeto de suplantación, es una buena idea notificar que hemos “perdido” una carta. Es recomendable hacerlo por correo electrónico o por otro mecanismo del que podamos guardar evidencia. 

Otro mecanismo de suplantación es el robo de la “basura”, lo que se conoce como “trashing” (“basurear”, traducido literalmente) o “dumpster diving” (escarbar en la basura) en términos de hacker. Revisando la basura de la gente, se pueden encontrar muchos documentos que pueden permitir a un suplantador obtener un perfil muy detallado: Las copias de los recibos de tarjeta de crédito en muchos sitios no tienen ofuscado el número de la tarjeta, pudiendo extraerlo completo. Es siempre recomendable coger ese recibo y, si no lo vamos a guardar, destruirlo. 

Asegurémonos de guardar los recibos y facturas de las cosas que sí hayamos adquirido nosotros ya que, pueden ser una referencia del tipo de compra que hacemos, en caso de tener que litigar para demostrar que no hemos sido nosotros los responsables de comprar un objeto concreto. 

Como hemos dicho, es raro que se den casos de suplantación de identidad en países que no cuentan con documento de identidad nacional, pero no es imposible. 

Aquí te dejamos un caso real:

http://ecodiario.eleconomista.es/noticias-email/1382284/Burlas-y-venganzas-amorosas-circulan-por-la-red-detras-de-identidades-falsas 

“Burlas y venganzas amorosas circulan por la red detrás de identidades falsas“ 

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