Navegar por Internet: buenas prácticas en la red

Internet tiene un impacto profundo en el trabajo, el ocio y el conocimiento a nivel mundial. Gracias a la web, millones de personas tienen acceso fácil e inmediato a una cantidad extensa y diversa de información en línea. Sin embargo, navegar por Internet es como dar un paseo en la vida real, si tenemos cuidado con los semáforos y los cruces, no nos metemos en zonas que sabemos que son dudosas y tenemos claro lo que queremos, nuestra navegación será suave y sin contingencias.

Con la aparición de Internet y de las conexiones de alta velocidad disponibles al público, Internet ha alterado de manera significativa la manera de trabajar, impulsando el fenómeno de la Globalización que, junto con la llamada desmaterialización de la economía, ha dado lugar al nacimiento de una Nueva Economía caracterizada por la utilización de la red en todos los procesos de incremento de valor de la empresa.

En el mundo de los negocios, información como números de tarjetas de crédito, autenticaciones de clientes, correos electrónicos e incluso llamadas telefónicas acaban siendo enrutadas a través de Internet. Ya que gran parte de esta información corporativa no debe ser escuchada por terceras personas, la necesidad de seguridad es obvia. Sin embargo, la seguridad en Internet no es sólo una preocupación empresarial. Toda persona tiene derecho a la privacidad y cuando ésta accede a Internet su necesidad de privacidad no desaparece. La privacidad no es sólo confidencialidad, sino que también incluye anonimato. Lo que leemos, las páginas que visitamos, las cosas que compramos y la gente a la que hablamos representan información que a la mayoría de las personas no les gusta dar a conocer.

Internet es ya una herramienta imprescindible para la mayoría de los trabajadores, también y por su importancia económica es un medio utilizado crecientemente por delincuentes cada vez más tecnificados que aprovechan la buena voluntad de la mayor parte de usuarios. Por todo esto es importante que el uso de  este nuevo medio se haga con seguridad y confianza.

La práctica totalidad de los problemas que uno se encuentra navegando por Internet tienen que ver con nuestros propios hábitos y buenas o malas prácticas.

Si navegamos por páginas web potencialmente peligrosas, está claro que tenemos más riesgo de sufrir incidentes, infecciones o ataques que si lo hacemos por páginas web saludables. La pega de esta norma es que cada día es más complicado saber qué páginas son más “saludables” y cuáles menos.

Muchos sitios legítimos se han visto infectados mediante ataques que, de alguna manera, han transmitido a los visitantes que accedían a esas webs. Si estos visitantes contaban con medidas de protección, los ataques probablemente habrían sido bloqueados, pero en otras circunstancias podrían haberse visto afectados.

Buscadores, como Google o Bing, aplican técnicas de detección de malware en los enlaces que indexan, por lo que suelen identificar esas páginas peligrosas y las “marcan” cuando aparecen en nuestras búsquedas. Pero no podemos depositar nuestra confianza ciega en esos motores de vigilancia antimalware.

Teniendo como norma el uso de herramientas de protección en nuestros equipos, que serán las que nos protegerán de los sitios de los que no sospechamos, podemos tener muchas garantías al navegar si seguimos estas normas de “higiene en la navegación”:

  • Tratemos siempre de navegar las páginas que conocemos y, si es posible, escribiendo el nombre del sitio al que queremos ir nosotros mismos. A veces ocurre que los buscadores o páginas web de referencia se han podido ver manipuladas y nos pueden conducir a sitios falsos.
  • No hagamos caso, por norma, a enlaces que nos lleguen por correo electrónico. Si recibimos un correo no solicitado con una dirección web, lo mejor que podemos hacer es ignorarlo.
  • En caso de que no conozcamos la dirección de la web que queremos visitar, es razonable tratar de localizarla en los buscadores más conocidos. Suelen dar garantías de haber sido analizados y no suelen mostrar enlaces maliciosos, pero no podemos dejar de recomendar precaución.
  • Tratemos, en la medida de lo posible, de navegar solamente lo que necesitemos. Cuanto más tiempo pasemos navegando, más probabilidades tenemos de visitar un sitio potencialmente dañino.
  • Intentemos navegar, siempre que sea posible, con protocolos seguros y cifrados (https) y, sobre todo, hagamos caso de los avisos de seguridad que los navegadores nos muestran. Los avisos de problemas de cifrado, generalmente, tienen un motivo y puede ser algo peligroso para nuestro equipo. Leamos con calma antes de pulsar el botón de continuar.
  • Meditemos con calma si queremos o no abrir una página web que viene con direcciones “cortas” (existen diversos sistemas para compartir direcciones web largas convertidas a direcciones acortadas como son tinyurl, twitpic, etc.). En ocasiones, las direcciones acortadas esconden referencias a direcciones maliciosas o potencialmente peligrosas.
  • Recordemos mantener actualizadas nuestras herramientas antimalware y antivirus, ya que si las hemos elegido bien, nos protegerán en nuestra navegación.

Hemos de tener precauciones especiales cuando naveguemos desde ordenadores que no son los habituales o nos encontremos en cibercafés, puntos de acceso público etc.

Evitemos, siempre que podamos, el uso de banca electrónica desde esos lugares, el uso de contraseñas importantes para nosotros y, sobre todo, verifiquemos constantemente que navegamos mediante protocolo seguro HTTPS en todo momento; al no ser un ordenador que podamos considerar “confiable”, debemos extremar todas las medidas de “higiene” y protección.

Otro tipo de problemas con el que nos encontramos habitualmente en la navegación tiene que ver con dar

nuestros datos personales en páginas web. Es común que se nos soliciten datos de contacto en diversas webs de las que, muchas veces, no tenemos referencia o no nos transmiten especial confianza.

Siempre es una buena idea dar la mínima información posible; si podemos, además, no dar información verdadera, mejor todavía, ya que nunca sabemos dónde pueden terminar esos datos. Recordemos que no en todos los países existe una normativa de protección de datos personales como en España (o Europa).

Una recomendación muy importante, si se nos solicita una dirección de correo-e, es no proporcionar nuestras direcciones de correo principales. Existen servicios como 10minutemail.com o guerrillamail.com que nos permiten registrar una cuenta de correo-e que durará un tiempo limitado, lo justo para recibir confirmaciones de los formularios que nos hayan solicitado datos, despreocupándonos luego de esa cuenta de correo que se borrará por sí sola. Otra opción es crear cuentas en servicios como Gmail, Hotmail o Yahoo dedicadas exclusivamente a los formularios de registro, de forma que, en caso de enviarnos correo no deseado, éste no termine en nuestros buzones de correo principales. Como en todo, las normas están para que nos sirvan como guía y orientación, no debemos considerarlas como una barrera inflexible e inamovible que no podemos traspasar; debemos aplicar nuestro sentido común en cada caso para que nuestra navegación sea útil, cómoda y entretenida.