El cajero automático
El cajero automático es un elemento de uso cotidiano que tiene diversas implicaciones desde el punto de vista de seguridad.
Aunque los cajeros automáticos no encajarían, de forma estricta, en lo que podemos conocer como tecnologías relacionadas con Internet, sí que es importante considerarlos como elementos donde debemos tener una serie de buenas prácticas que nos den ciertas garantías en su uso.
Una de las primeras recomendaciones que podemos hacer es la de tratar de utilizar, primero, los cajeros automáticos cerrados. Casi todos los incidentes relacionados con cajeros tienen que ver con los que se sitúan expuestos en la calle.
Si es posible, intentemos tener compañía cuando estemos sacando dinero y, sea cual sea el tipo de cajero, es muy recomendable revisar que no veamos elementos sospechosos colados cerca; el ejemplo más típico es un soporte para folletos informativos (que no es tal, sino una cámara escondida que nos intenta grabar mientras tecleamos el PIN).
Tratemos de ocultar la vista del teclado siempre que podamos, para evitar que nadie mirando por encima de nuestro hombro pueda identificar nuestro PIN.
Cuando ya hayamos completado la transacción y vayamos a recibir la tarjeta y el dinero (recordemos que existe un convenio entre entidades financieras para entregar en ese orden, tarjeta primero y dinero inmediatamente después), vigilemos a nuestro alrededor porque muchos hurtos se producen justo en ese momento.
Recomendaciones que pueden parecer muy evidentes pasan por no llevar el código PIN apuntado en la tarjeta o junto con ella en la cartera, tratar de llevar el menor número de tarjetas de crédito encima o sacar dinero en efectivo una vez a la semana y no emplear las tarjetas el resto de la semana.
Es importante tener los límites de las tarjetas lo más bajo posible, para evitar disgustos en caso de que de manera fraudulenta alguien intente sacar dinero de ellas.