Internet como entretenimiento
¿Cuándo fue la última vez que viste niños jugando solos en la calle? La tendencia actual a tener los niños vigilados siempre les lleva a pasar mucho tiempo en casa. Existen grandes recursos digitales para el entretenimiento, que pueden utilizarse sin renunciar a las posibilidades del mundo real.
En Internet se pueden encontrar juegos de todo tipo: juegos de mesa como el ajedrez, las damas o el parchís, juegos de estrategia en los que el jugador controla, por ejemplo, un bando en una guerra o una civilización en un mundo imaginario, juegos de matar marcianitos, que se conocen como “arcade”, juegos de simulación en lo que se puede controlar a un personaje o a un animal, juegos de aventura en los que hay que cumplir algún tipo de misión o mejorar las habilidades del héroe que controlamos, puzles o juegos lógicos. Muy completo, ¿verdad?
También se pueden encontrar páginas dedicadas a todo tipo de aficiones, como el senderismo, la escalada, el futbol, el baloncesto, el balonmano, la natación, la vela, el coleccionismo de sellos, la pintura, la escultura, la cocina, los instrumentos musicales, la jardinería, la escultura, o el cuidado de animales domésticos, etc.
Las posibilidades son tan amplias que uno se puede perder… por eso, es aconsejable guiar a nuestros hijos, ¡para evitar que se pierdan en Internet jugando y “no vuelvan”!
Juegos y aficiones
¿Cómo conseguir que los niños se beneficien de las posibilidades de jugar de Internet sin caer en conductas que no les ayudan a su desarrollo? Veamos algunas ideas.
Se ha demostrado que los videojuegos estimulan la coordinación, promueven la memoria, la imaginación y la resolución de problemas. Además, los juegos en grupo pueden potenciar la autoestima y sirven de lazo para socializarse.
Por otro lado, también pueden facilitar el aislamiento y pueden restar tiempo de otras actividades, como estudiar, hacer deporte o jugar “de verdad”.
También existe la posibilidad, si se permite que el menor elija sus juegos sin supervisión, de que elija juegos que contengan más violencia u otros comportamientos antisociales de los que a su edad tenga la madurez de separar entre realidad y fantasía. También existen juegos que promocionan de una forma o de otra, valores que pueden ser cuestionables, como una competitividad exagerada o cuestiones superficiales como posesión de lujos o el aspecto personal.